No cabe duda que la mentira se ha convertido más que en un pecado, una cultura en todo los ámbitos de la sociedad. Mienten los políticos la usan para alcanzar sus objetivos, los pastores se valen de ella para lucrarse, torcer la verdad y predicar el engaño. Los empresarios y las transnacionales la usan para promover sus productos, y el niño acude a ella para evadir el castigo. Como fruto de la mentira nace el engaño, y como fruto del engaño aparece la frustración y la decepción. Pero analicemos la mentira dentro de cada área, tanto en lo social como en lo espiritual.
¿Cuándo nace la mentira? Aparece antes de que naciera al pecado en el hombre. Fue en el Huerto del Edén cuando Satanás acudiendo a la mentira, sedujo a Eva para desobedecer a Dios. ¿Qué le dijo Satanás a la mujer para engañarla? Que si comía del frutos prohibido serías como Dios y no morirían (Génesis 3:2-5) . Adán y Eva no habían sido creado para morir, y tenían la imagen de Dios, y no necesitaban ser Dios. El hecho es que creyendo la mentira del diablo, y dieron por sentado que morirían, y se dejaron seducir por el engaño. Es por eso que la Biblia le llama a Satanás el Padre el padre de la mentira (Juan 8:44).
A lo largo de la Biblia vemos a Dios condenando la mentira la cual se manifiesta en muchas formas, como por ejemplo el falso testimonio, uno de los diez mandamientos (Éxodo 20:16), el engaño y el evadir decir la verdad cuando eres confrontado. Callar frente al error nos hace cómplice de la mentira, y no confrontar el erro se convierte en un silencio que esconde el engaño y a la larga se asemeja a la mentira. Es intolerable que los cristianos practiquen la mentira, o no diga la verdad para no que prometerse y caer mal. Jesús enseñó que nuestro hablar debe ser siempre, si, si, o no, no, porque lo que es demás del mal procede (Mateo 5:37).
En la política la mentira se ha convertido un arte. Recientemente en las elecciones de los Estados Unidos vimos como el candidato Donald Trump habló mal de Presidente de los Estados Unido diciéndole de todo, inclusive que no era norteamericano, y después lo vemos en la Casa Blanca cuando fue electo Presidente, alabando y pidiéndole su asesoría. También lo vimos atacando violentamente a la candidata del partido contrario, la Sra. Hillary Clinton, a la cual le llamó incapaz, corrupta y que la iba a meter presa por los líos de los correos electrónicos que había manejado de forma privada, y después, al ser electo, lo vemos alabando en público a Hillary y conociendo sus cualidades como secretaria de estado en el pasado y su ardua lucha. Así son los políticos de hoy día, se dicen pestes uno a los otros, y la gente los defiende y se fanatizada con ellos, y después los vemos comiendo junto como que nada pasó. Es triste ver la hipocresía que desencadenan las mentiras dentro del campo político y como el engaño y la fantasía controlada la opinión de la mayoría de las personas.
En las Sagradas Escrituras está claro que entre los pecados que Dios más aborrece, la mentira forma parte importante de ellos (1 Timoteo 1:10 Apocalipsis 21:8), y es intolerable e inaceptable en aquellos que dicen servirá Jesucristo. Recordemos el hecho bíblico de un matrimonio llamado Ananías y Safira, que trataron de engañar al apóstol Pedro frente a una promesa que habían hecho, y como consecuencia de tal acción, dice la Biblia que el Espíritu Santo los mató (Hechos 5:5). Si en nuestros tiempos el Espíritu Santo tuviera que matar a los mentirosos dentro de la iglesia, muchas congregaciones se quedarían vacías, y muchos pastores desaparecerían de los pulpitos.
Fuente:contralaapostasia.com/
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