El uso de la tecnología en sí, no tiene nada de malo, de hecho facilita mucho nuestras vidas y nos permite tener acceso a mayor contenido literario, videos, noticias etc. pero hay que saber el cómo usarla.
Pero, ¿Cómo es posible que tengamos personas que en actividades o reuniones familiares no suelten su celular o tableta electrónica porque están pegados al Facebook, Twitter, YouTube o navegando en Internet?
Estas personas no escuchan lo que las otras personas están expresando en ese momento, están más interesadas en pasar su dedo índice de abajo hacia arriba para ver lo último publicado, viendo las fotos del último paseo del amigo del amigo de un amigo, viendo la noticia del último accidente que pasó, viendo videos etc.
Saben que es lo más irónico, que tal vez algún familiar o amigo está expresando alguna necesidad o narrando que está pasando por un momento difícil y la persona que está metida en su mundo con su celular está leyendo artículos cristianos de sitios Web como éste o viendo un video de temática cristiana, irónico verdad, la persona que está al frente de él necesita escuchar de Dios, pero la otra ni se dio cuenta por estar metido con su celular o tableta, aunque esté edificándose con temas cristianos.
Este tema es muy delicado y si la tecnología es mal usada, se convierte en un arma del enemigo, hay personas que se deprimen por estar viendo constantemente lo que otras personas postean en sus redes sociales, postean fotos en la playa, en viajes, esquiando, en el avión, y llega el momento en que una persona que pasa viendo esto piensa, mi vida no es tan linda, esa persona es menor que yo y ha “disfrutado” más la vida que yo, ese compañero de la escuela anda carro nuevo y yo no tengo, mi amigo del barrio se mantiene físicamente mejor que yo, esto puede llegar hasta causar depresión e incluso suicidios.
Otro tema más triste, pero relacionado con esto es la relación de los papás con sus hijos, ¿Cómo es posible que existen papás que saben más de los post de Facebook de sus amigos y compañeros que de sus hijos? ¿Cómo es posible que los papás llegan del trabajo y en la noche la familia está en la casa, pero cada uno conectado a su aparato tecnológico y ya ni se hablan?
Cuando estas personas se dan cuenta ya pasó media hora, una hora, dos horas o más desde que empezaron a usar el celular o la tableta y ni se dieron cuenta y luego se quejan de que no hay tiempo, incluso que no tienen tiempo para leer la Biblia, orar, etc. porque sus vidas están muy “ocupadas”. Facebook y las redes sociales en general vinieron a demostrar que las personas SÍ tienen tiempo, imagina cuanto sabrías de la Escritura si la mitad de tiempo que usas en las redes sociales por semana la usaras para leer la Biblia.
Todo esto sucede, porque esto es un virus que hace que las personas sean más egoístas y narcisos y solo piensen en ellos mismos y que el tiempo vaya pasando y la gente se olvide del respeto por los familiares, por los hijos, por la casa.
Al pasar de los años los niños aprenden de sus padres y luego se escucha a los padres quejándose de sus niños diciendo que no les hacen caso, no les ponen atención, no los escuchan, no les contestan cuando les hablan, no les interesa estar con ellos, pero con qué cara los padres le piden a un niño que los obedezca si cuando era pequeño ni les prestaron atención por estar sumergidos en sus propios asuntos, por estar conociendo la vida del amigo del amigo de un amigo y nunca conoció los sentimientos de su propio hijo, claro que en la adolescencia esos hijos se van a revelar porque nadie de su familia les puso atención, pero en la calle si habrá gente que les ponga atención, pero lo triste es que no les pondrán atención para ayudarlos, no les podrán atención para hacerles bien si no ¡mal! Les ofrecerán otras soluciones a la falta de amor, de atención y de cariño que tuvieron en sus hogares, les ofrecerán drogas, alcohol, sexo, violencia etc.
Conclusión
Aún estás a tiempo, usa la tecnología, pero ponte un horario, unos minutos al día, no pierdas el tiempo viendo la vida de los demás y nunca ver la tuya, no importa cuántos muertos hubo en la última noticia de sucesos, importa que fue lo que te dijo tu hijo mientras leías eso, no importa cuál casa compró tu amigo, importa más que tu hijo te acaba de contar un chiste y lo único que hiciste mientras veías fotos fue un gesto odioso, es más no importa la película cristiana que estés viendo, si durante la película tu hijo te dijo que se sentía triste, pon pausa, has la tableta, el celular o el televisor a un lado y habla con tu hijo.
Recuerda lo que la misma Biblia dice:
Eclesiastés 3:1,10,11 “1Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. 10 Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. 11 Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.“
Usa la tecnología para crecer espiritualmente, pon música cristiana en tu celular, baja la Biblia en audio, sigue en Facebook a sitios cristianos, instala una aplicación de planes de lectura de la Biblia, mira películas cristianas en YouTube o prédicas, pero eso hazlo con tu familia, compartan hablen, no cada uno en su cuarto y cada quien con su aparato, pongan reglas también si sus hijos cometen el error de pasar conectados, la Biblia dice:
Proverbios 22:6 “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.”
Finalmente una advertencia, que no es exclusiva para los niños, pero si los incluye, si por tu negligencia como padre, no por propia rebeldía de un hijo, si no por tu negligencia de prestar atención a otras cosas y darle más importancia que tú a hijo él llega a perderse la Biblia nos hace esta advertencia:
Esperamos que este artículo sea de Bendición para ti y para tu familia y que si estabas cometiendo el error de dar más importancia a otras cosas que a tus hijos y familia, todavía estás a tiempo de reaccionar.
Te gusta! comparte en tu redes sociales y deja tu comentario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario