El italiano Valter Cascioli, psiquiatra y consultor de la Asociación Internacional de Exorcistas, órgano oficial ligado al Vaticano, afirmó recientemente que el número de casos de posesión van en aumento en todo el mundo y simplemente no hay exorcistas suficientes para lidiar con el problema.
Ya Richard Gallagher, psiquiatra norteamericano realizó un alerta para lo que el define como “rápido crecimiento del fenómeno mundial”.
Muchos sacerdotes católicos compartieron la misma preocupación. En una entrevista al diario The New York Post, el padre Vincent Lampert, de la iglesia St. Malachy en Indianapolis, Indiana, defendió que el enfrentamiento con espíritus inmundos no solo ocurre dentro de las iglesias.
Su visión, compartida por muchos otros líderes religiosos es que la lucha espiritual ocurre de diferentes maneras. “Estamos luchando contra las drogas, el ocultismo, la pornografía”, afirmó.
“Estos son puntos de entrada para el mal y necesitamos rescatar estas almas. La situación es terrible… Todo eso vuelve más facil el trabajo de Satanás al lanzar sus redes”.
Un artículo en la revista electrónica Catholic Online publicada en octubre tenía como frase: “El Mundo está siendo atacado – ejército de demonios genera explosión de exorcismos”. El alerta generó un gran debara en medios católicos.
En la misma época, el Frai Vicenzo Taraborelli, de 79 años, reclamó en una entrevista con la BBC, que la nueva generación de sacerdotes “tienen miedo” de lidiar con personas que dan señales de estar poseídos. Para ellos la actividad demoníaca puede ser vista en los noticieros todos los días.
“Quien tiene fe sabe que el demonio existe, uno puede leerlo en los textos sagrados. Después, uno solo necesita ver a su alrededor y observar como el mundo está hoy en día. Las cosas nunca estuvieron tan mal. Esos actos de violencia no son humanos. Tan terribles, como el Estado Islámico”, concluyó.
Cerca de 400 líderes católicos se reunieron en Roma, a fines del año pasado, para trazar estrategias de reclutamiento de más exorcistas. Ellos serán entrenados para seguir los antiguos rituales católicos, que incluyen oraciones específicas y el uso de agua bendita y crucifijos para ayudar a las personas a ser libres de los demonios. Sin embargo, la búsqueda ha conseguido menos adeptos de los esperados.
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